Un delicado tema este, y es que Santiago tiene año a año una población real mayor, conformando una auténtica área metropolitana con una población superior a los 160 mil habitantes (datos del INE) y un área de influencia superior a los 400 mil (población que atiende el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago), sin que la población censal de la ciudad crezca, pues se ha estancado durante estos años en torno a los 90 mil habitantes.
Esto crea sin duda bastantes problemas, y es que como centro de este área metropolitana es su deber mantener una serie de infraestructuras y unos servicios, que en muchos casos se mantienen con fondos autonómicos o estatales pero que derivan una serie de mantenimientos de plazas de parking, vías secundarias, iluminación, seguridad..., que se mantienen en parte por fondos locales, unos fondos locales que no ven aumentar sus ingresos debido al no aumento de la población censada (sí aumentan los pisos y por consiguiente las contribuciones pero muchos se libran de pagarlas), y que por contra sí ve aumentar los gastos, lo que está generando problemas como los que hay para los presupuestos del 2008 que aún no se han aprobado.
Parte de los ingresos del ayuntamiento vienen dados por la construcción privada, un sector que está viviendo como bien sabemos un importante retroceso, y ya que el ayuntamiento aquí no puede hacer nada, tan sólo promocionar la vivienda de protección oficial para mantener los puestos de trabajo en la construcción, algo muy bueno desde luego, pues además ayudará a que la población pueda aumentar y no se fugue a ayuntamientos limítrofes.
Pero es necesario alentar a la población para que viva en Santiago, y eso se puede conseguir mediante campañas que muestren lo que puede ofrecer la capital frente a los ayuntamientos limítrofes, como es la cercanía al puesto de trabajo, parques, zonas deportivas, ambulatorios, escuelas..., y dejar un poco de lado (pero no renunciar a ellas) tanta campaña internacional para atraer a turistas que ya no damos ni controlado.
Es necesario además ofrecer unos impuestos sino más bajos, iguales a los de los ayuntamientos vecinos, ya que para este 2008 han vuelto ha aumentar y así no se hace atractiva una ciudad. La reducción de impuestos no sólo sería un atractivo para nueva población, sino también una oportunidad de mejorar la calidad de vida: menos impuestos, más poder adquisitivo, más podemos gastar, más empresas comerciales quieren venir a vender..., todo esto es el juego del capitalismo que se traduce en riqueza para quien lo sepa manejar.
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